Me gusta como suena la lluvia al chocar contra lo techos de uralita y demás superficies. Podría fumarme mi vida entera sin problemas como me fumo este cigarro y seguiría sin satisfacerme. Pero eso no es lo que me preocupa en estos momentos ni por asomo.
Una calada más, otra palabra que pongo con mi boli sobre la libreta. Descubrí que gracia a la música y la escritura sigo vivo. Creo que es una especie de regulador mental. Me ayuda a soltar esa tensión que acumulo y jamás le suelto a nadie. Creo que soy un tipo demasiado simple, y eso creo que complica mucho que se me pueda llegar a conocer. El funcionamiento es muy simple, como el de los perros. No necesitan mucho para subsistir. Tienen su propia jerarquía, su propio código de honor. La Filosofía del Perro. Creo que estamos educados a esperar demasiado de la vida y ya no esperamos nada, y por ello nada damos. Hemos caído en una profunda espiral de egocentrismo y conductas autodestructivas que consideramos como correctas y comunes. Como la democracia, rige la mayoría.
Y en parte es algo que debemos aprender, a no esperar nada de nadie ni mirar a un futuro. Está bien luchar por lo que se quiere pero dar por hecho que es algo que va a estar ahí es un error. Nos han educado esperando una vida de película de Hollywood. Putos bastardos…
Pero bueno, tampoco quiero sermonear a nadie con mis problemas y mis rayadas. Lo mejor es sentarse a escuchar la lluvia caer contra los techos de uralita de los patios, fumarse un cigarro, escuchar una buena base de smooth jazz. Tal vez no deba dejar de soñar. Quien sabe ¿Por qué esta vez se iba a perder la partida? Me quedo con mi vida de película de Hollywood y sus venenos. Al menos el presente vale algo más que el futuro.
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