domingo, 17 de junio de 2012

Video - Discordia EDIT.flv



http://pdmnoraz.bandcamp.com/album/the-last-dream-about-you

'The last dream about you' emerges as a result of several personal experiences in a given time. An album with dark atmospheres far from a reality, sounds harsh and distorted. It is the perfect combination of what makes no sense and yet is joined for a reason. 

Hip Hop / Garage / Dubstep producer sinde 2003. 

From Alicante, Spain, Noraz began making Hip Hop beats at 2003 for people from Madrid, Barcelona and Alicante. 

At 2009 he knows the UK Garage and Dubstep, and artits than Skream, Burial, Benga, etc. At the time he decides to try to do thats styles of music. 

At 2011 he decides to releases her first Dubstep and Garage's tracks.

martes, 12 de junio de 2012

Noraz - I was in the happyness Hotel



Dentro de poco saldrá a la venta el primer trabajo de Noraz (@PdmNoraz). Artista afincado en Alicante, España, que comenzó su carrera musical hace aproximadamente 10 años (en torno al 2002/2003) y publica ahora su primer EP.
Este saldrá a la venta en su Bandcamp (el cual se publicará más adelante) por un módico precio.
Aquí tenéis una muestra para que podáis escucharla, espero que os agrade y sea de vuestra colección.
Noraz.

jueves, 5 de abril de 2012

Un barco que no zarpa del puerto de Staten island.



Estábamos sentados junto a la cristalera, en una de esas mesas con un sillón a cada lado. Era un bar de carretera que coincidía con un puerto cercano. A través del cristal se podían ver pequeños barcos pesqueros que amarraban, otros zarpaban. Todos los trabajadores del puerto se movían con fluidez entre cargas y redes. Grúas, barcos de mercancías. El olor a mar impregnaba la cafetería pero no era desagradable. Era como viajar a otro mundo dentro de aquella pequeña máquina del tiempo.

-Y tú ¿Cómo lo llevas?

Se llamaba Marie. Era mi expareja. Nos habíamos reunido para hablar un poco de los viejos tiempos y no perder el contacto. Lo cierto es que llevábamos meses evitándonos. Antes siempre nos llevábamos bien. Éramos una buena pareja ¿Qué nos ha pasado? Siempre la vida se rodea de historias de desamor y fracasos personales.

-Ahí vamos. Ahora estoy buscando un trabajo nuevo. Sigo dedicándome a escribir en mis ratos libres y eso. He dejado muchas cosas de lado. He querido buscarme mucho tiempo libre para mí. Para no hacer nada.

La camarera nos sirvió el café y la tarta que pedimos. Era de estatura media, tenía el pelo recogido en una coleta muy graciosa. Su piel era clara y las facciones de su cara suaves. Tenía la cara fina, con una barbilla redondeada. Tenía pequeñas pecas en los pómulos. No debía ser muy mayor. Unos 20 años tendría.

-¿Desean algo más los señores?- Su voz era joven. Ciertamente no andaría muy lejos de los 20 años.
-No gracias. Estamos bien así por ahora- Respondió Marie.

La joven se alejó a servir en otras mesas. Miré la tarta con indiferencia. Después al exterior. Era una bonita tarde. El reflejo del sol sobre el mar. Las voces de un capitán dando ordenes a su tripulación antes de zarpar. El sonido de bocinas de barcos de fondo.

-Así que te has convertido en un don nadie- dijo con sorna.- Lo qué no sé es por qué has dejado tu trabajo y tus aficiones. ¿Ya no te ves con tu viejo grupo de amigos? Algo te ha tenido que pasar para que acabes así.
-Bueno, les veo a veces. No sé. Son cosas que pasan. Respecto a mi trabajo creo que es mejor así. Hay cosas que deben ir cambiando a lo largo de la vida según pienso. A veces es mejor migrar, como hacen las aves. No es que sea un don nadie, pero me es más fácil estar así. Puede que no sea una felicidad verdadera o absoluta, pero no me molesta levantarme por las mañanas.
-No has cambiado. Sigues siendo el de siempre. Te preocupa más tener una vida sencilla que cualquier otra cosa. Lo qué no sé es de donde te viene esa afición tuya por vivir feliz antes que vivir de cualquier manera. No me malinterpretes, es lo que quiere todo el mundo ¿Pero por qué te dio un día por no calentarte la cabeza, buscar lo sencillo?

Ni quería ni sabía como responderle. Le solté una retahíla sobre libros que había leído y experiencias de mi vida que no vienen a cuento intentando enlazarlas para así dar una excusa y salir del paso. Era mucho más fácil que resumirlo todo a un simple 'soy una persona insegura que no sabe estar solo ni acompañado en nada'. Ella tras escucharme bebió un poco de café.

-Siempre se te ha dado genial mentir, aunque rara vez tenías que hacerlo...

Callamos. Bebimos café y nos terminamos la tarta. En la sala habían en su mayoría trabajadores del puerto que descansaban allí, transportistas que estaban de paso y una familia que se ve que iba de viaje a algún lado. Nadie hablaba de nada importante. Se contaban sus anécdotas laborales, o hablaban de facturas e hipotecas. En la barra había una señora mayor y gorda, con el pelo rubio y rizado atendiendo a allí. La joven camarera se iba paseando por la sala y se podía ver en la cocina, a través de una pequeña ventanilla, a un señor un tanto mayor y muy alto preparar las comidas. Tenían una radio al fondo de donde no paraba de salir viejas canciones de rock. Era un lugar muy típico de carretera, eso seguro. Cualquiera que haya visto una vieja película clásica norteamericana sabrá a que me refiero.

-Bueno, voy a pagar, hoy invito yo. Por los viejos tiempos.

Marie se levantó a la barra a pagar. 'Por los viejos tiempos'. Me habían entrado ganas de gritarle y mandarla a la mierda en ese momento sólo por aquella afirmación. Aún me culpo y busco el error que cometí para que se fuera todo a la mierda. Ella simplemente se excusa en que ya no sentía nada. Y una mierda. Pero no iba a buscarle tres pies al gato, y menos ahora. Qué se acabe, es más fácil tener una vida sencilla y sin complicaciones.

Salimos. Hacía una brisa veraniega. El olor del mar se hacía más intenso. Se podían oír a las gaviotas que habían por allí buscando restos de pescado y cebo entre las redes del puerto. Habían varios coches y camiones en el aparcamiento. El sol ya empezaba a caer, estaba atardeciendo. Era una bonita estampa.

-En fin, hasta otra- Saqué las llaves de mi coche del bolsillo y me subí. Me encendí un cigarrillo. Me quedé sentado fumando esperando a que ella se fuera. Pero ella se quedó en su coche, mirando el teléfono. La podía ver a través del retrovisor. Me cansé, me marché. Nada más salir, a escasos metros de la cafetería empezó a sonar el móvil. Paré en un lado. Era un mensaje: 'no huyas otra vez, no seas cobarde'.

Era un bonito día y el sol ya estaba a la mitad de cubrirse. Su reflejo en el mar era ideal.

Sabía que quería decir aquel mensaje, pero no sería hoy cuando diese marcha atrás.

jueves, 29 de marzo de 2012

Quiero más noches como esta.

Se pasaba el tiempo y seguíamos tirados en el sofá. Me gustaba la forma de sus piernas. Me ponía cachondo sólo de pensar en como le bajaría el pantalón y la devoraría lentamente.

-Va siendo hora de ir a dormir ¿No?

Ella fue a cambiarse, yo fui al baño a mear y lavarme la boca. Estábamos cansados. Nos metimos en la cama. La persiana bajada hasta el final. La puerta cerrada. Aún podías oír el tráfico que había fuera. Aún estaba amaneciendo. Simplemente nos habíamos quedado en vela toda la noche bebiendo y hablando. Se agradecía los momentos así con ella. Me gustaba escucharla.

Me acosté boca arriba y ella se apoyó en mi pecho. Estuvimos un rato callados, ella con los ojos cerrados, parecía que dormía, pero no lo hacía. Yo simplemente miraba al techo. Me parecía inoportuno hacer nada en ese momento, había ido bien el día y mi experiencia con mujeres no es que sea muy enriquecedora, y ya digamos que he perdido el interes por sorprenderlas. Prefería aguantar el tirón.

Sin más, le di simplemente un beso en la cabeza y me dispuse a dormir, pero ella me lo devolvió y empezamos a besarnos. Me giré un poco hacia ella y seguí besándola. Empecé a bajar mi mano por su cintura y se la puse entre las piernas. En esos momentos se solía estremecer levemente y yo lo notaba, y me encantaba. Me puse encima suya y metí la mano dentro de sus bragas. Nos besábamos cada vez con más fuerza. Con la otra mano la abrazaba. Me agarraba con fuerza. La oía respirar cada vez más fuerte. Le acariciaba lentamente el coño, estaba ardiendo. Terminé por desnudarla, y ella me dijo que me desnudara.

Empezamos a restregarnos. No podía dejar de mirar su cuerpo, cada curva, cada marca de su piel. Sus pechos, sus muslos, sus brazos, su cintura. Podría escribir en cada rincon de su cuerpo con pluma maravillas sobre ella. Realmente era la mujer más sexy que jamás estuvo conmigo. Ella disimuladamente se movía para que se la metiese, y así lo hice. Estaba ardiendo por dentro, sólo podía limitarme a abrazarla con fuerza, seguir besandola y hacer que llegase hasta el final. Nos giramos, empezamos a follar de lado, ella frente mía. Me mordía los labios siempre que podía. Yo le besaba el cuello, los hombros y el pecho. Disfrutaba del sabor de su lengua y de su saliva. Pese a que nos sentíamos como animales en ese momento, había un alto grado de intimidad. No era follar por follar. Para mí aquello era hacer el amor de verdad. No me interesaba correrme yo, sino que ella se sintiese agusto. Y eso paso. Sólo silencio, jadeos, el sudor de nuestros cuerpos mezclado y mordiscos. Las sábanas manchadas.

No sé cuanto tiempo pasó. Puede que fuesen cinco largos minutos o una eterna hora. O más. No lo sé. No me importa. Acabó y éramos felices. Me quedé encima de ella. No quería moverme. Seguíamos besándonos. Para qué más. Así todo estaba bien.

Huelga. O de como debería ser, vamos.

Volviendo a mi tónica 'humanista', ya va siendo hora de crear otro pequeño artículo de opinión al respecto.

Últimamente hay mucho revuelvo, y hoy más aún ¿Por qué? Huelga General 29M. La gente está como loca, se les llena la boca con esto, con estos movimientos de conciencia que hay últimamente. La Revolución, el anticapitalismo. Todo suena bien, y más en boca de los Sindicatos.

Antes de seguir quiero aclarar unas cosas: NO SOY DE IDEOLOGÍA DE DERECHAS, ME IDENTIFICO CON EL ANARCOCOMUNISMO, ESTOY A FAVOR DE ESTOS MOVIMIENTOS Y TAMBIÉN BUSCO UN CAMBIO COMO MUCHOS, PERO HAY QUE SER CRÍTICOS Y REALISTAS.

Dicho esto, prosigo (Aunque mucho ignorante que no le gusta que los demás opinen me cricificará).

Los Sindicatos están teniendo una fuerza de movilización estos días impresionantes. Gracias a las Redes Sociales (RRSS a partir de ahora) los movimientos tales como el 15M, el grupo Anonymous, están llegando más lejos. Se ha logrado que no se mueva un pequeño grupo, sino una población, un mundo entero ya. Es admirable, es increible y tremendamente respetable como la gente pese a sus diferencias une fuerzas por un mismo cambio y un mismo beneficio: que se respete nuestros derechos y todos podamos tener una vida digna y en paz.

Pero no es oro todo lo que reluce, y tiene todo muy mal planteamiento. Y esto empieza aquí:

 -La Huelga de Consumo que tanto he oído mencionar hoy es ilógica. Afecta a la pequeña empresa (Las Pymes, creo que eran) ¿Hoy no se compra el pan? ¿Ni agua? ¿Y que pasa con al pequeña familia humilde que le cuesta llegar a final de mes y tiene una pequeña tienda de comestibles? ¿Hoy se va a la mierda por este movimiento? Este es el primer punto contradictorio. Comprar pan o agua no es capitalismo, es un derecho y UNA NECESIDAD que tenemos. Capitalismo es que desde tu movil de 700 euros, de contrato, que pagas internet al mes, hagas fotos de la Huelga y encima lo publiques en las RRSS dándotelas de liberal y progre.

 -Los Sindicatos han podido organizar esto, pero mal. No veo lógico que los piquetes vayan dando por el culo a las empresas y los trabajadores. Hay gente que sino trabaja hoy su hijo no come. Y yo por un hijo desde luego que iba a trabajar, aunque me fuera la vida en ello. Y esto no se respeta. Yo soy estudiante en paro (Qué la enseñanza también hay que echarle de comer a parte, de eso ya hablaré más adelante) y no voy a movilizarme esta mañana. Si acaso esta tarde, pero a mi manera. Y a esto tengo que añadir que, si de mi sueldo dependiese mi pareja sentimental y mi/s hijo/as, le daban por el culo a la huelga. Los derechos y las ideas son importantes, pero si mueres por ellos no has defendido más que una perdida de tiempo. Mejor vivir luchando por ellos sin joder a los demás.

También añado que, con al fuerza que tienen los Sindicatos ¿Por qué manifestarse en el centro de una ciudad, bloqueando el acceso, jodiendo los medios de transporte, empresas, etc? ¿Por qué no atacar donde duele? Congresos de Diputados, la casa de 'Mariano Manos Tijeras' ¿No queréis echar abajo la Reforma Laboral? Ir a por el CEOE y Rajoy coño, no a por el Mercadona y la tienda de 'Apu'. Un poco ilógico, pero bueno.

 -¿Capitalismo? ¿A caso somos comunistas? Seamos razonables, Candido hijo mío, que tu tienes un Rolex.

Acabo añadiendo 'A la huelga se va con la conciencia'. Quien lo entienda me alegro por él, quien no, venga... Te lo explico: Manifiestate por lo que crees, por lo que piensas que deberías, y no por lo que te dicen, sino no serás más que una marioneta de ese sistema contra el que tanto luchas.

Sin más dilación, todo mi apoyo al 29M, 15M y demás actuaciones que se están llevando a cabo. Esta tarde nos veremos las caras en la calle en favor de lo que creemos, pero que cada cual lleve su lucha como crea correcto, que la conciencia es de uno mismo.

martes, 20 de marzo de 2012

Y de beber, sus labios y sudor


El traqueteo del tren era incesante. Aún quedaban minutos largos para llegar a mi destino. Estaba que no aguantaba. Sólo quería bajar y fumarme un cigarro. Ella estaría esperándome en la estación, vendría a recogerme. Beberíamos mucho, hablaríamos, fumaríamos. Tendríamos buenos momentos. Pasaba de nuevo el revisor. Le miro de reojo, sigue picando billetes. Sólo 20 minutos más y ya estamos.


-Vamos corre- Íbamos cruzando una larga avenida de camino al norte de la ciudad, donde ella vivía. Paramos a tomar un café. Nos liamos otro cigarro, hablamos. Seguimos caminando. Cruzamos más calles y más caras desconocidas. Coches, tranvías, autobuses, motos, ciclistas, viandantes. Una ciudad con mucha vida, y ella con una cintura que daría que hablar hasta a Dios.

Ya era tarde cuando llegamos así que cenamos y nos pusimos el pijama. Estaba con sus compañeros de piso. No me importaba. No era tímido. Cuando me preguntó que qué me apetecía para cenar, por un momento estuve a punto de ponerla sobre la mesa y comérmela a ella. Pero preferí responder que lo que ella cenase.

Iba a la cocina a por un vaso de agua y ella ya estaba allí. La besé directamente, no me lo pensé. No opuso resistencia. No parecía molestarle. Parecía que lo deseara. No jugaba con los labios, sino con la lengua, como a mi me gusta. Tenía una lengua suave, que rodeaba la mía, le daba vueltas, me daba de beber de su boca. Tenía una boca dulce, una lengua poderosa. La agarré por la cintura, le acariciaba la barriga. Tenía una piel suave, era una mujer muy sexy… Allí mismo podría haberla tirado al suelo, haberla desnudado y haberle comido el coño hasta que se me cayese la mandíbula a pedazos, pero con sus compañeros de piso por medio no era lo correcto.

Dejamos de besarnos. Fuimos cada uno por un lado. Pasó el tiempo y nos fuimos a dormir. En la cama no pude contenerme. Empecé a besarla. Me devolvió el beso. No creo que ningún ser vivo pudiese aguantarse al lado de ella. Era perfecta. No era la típica mujer fideo. Ella tenía un buen cuerpo, tenía unas curvas preciosas, una piel sedosa. Su sonrisa podría superar incluso a la de la Mona Lisa. Bajé mi mano por su cintura, por su vientre. La metí sutilmente en sus bragas. Empecé a acariciarle con el dedo corazón, mientras que con la palma de la mano le frotaba el clítoris. Estaba húmeda y me encantaba. La desnudé. Le introduje un dedo, le besaba la cintura, ella era preciosa. A la luz de la luna podía ver como me sonreía, como cerraba los ojos y suspiraba. Yo no necesitaba más que esa imagen, que esa expresión en su cara, para darme cuenta de que ella lo era todo para mí.

Bajé de su cintura. Le besé las ingles. No se depilaba, me encantaba. Un coño sin pelo nunca será un coño. Lo saboreé. Era dulce. Caliente. Húmedo. Le introduje dos dedos. Le lamía mientras el clítoris. Ella me acariciaba la cabeza. Yo la miraba disfrutar y me descomponía. Creo que sin que se la llegase a meter me podría correr.

Me incorporé. Cogimos un condón. Me lo supe. La besé. Tenía los labios fríos, la respiración entrecortada. El cuerpo sudado y perfecto. Le besé el pecho. Se la metí. Nos retorcimos durante largos ratos. Saboreaba su piel, su pecho, su cuello, sus orejas, sus labios. Nos revolvimos como animales. Tenía incluso decirle que se parase porque yo no podía con ella. Jamás disfruté así del sexo con nadie.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Carta de un Don Nadie a la mujer que le ha devuelto la sonrisa

'No soy hombre de muchas palabras, y no es mi especialidad confesarme de la manera en la que te lo mereces, pero confío en que lo entenderás y sabrás que lo siento de verdad.


No voy a esperar a que el tiempo se pare para que pueda disfrutar de esto. No voy a esperar siempre que estés ahí. Simplemente voy a disfrutar de lo que me des. Te voy a dar mi tiempo a cambio de nada. No tienes que agradecérmelo. 


Voy a quedarme con todos los recuerdos que me des, buenos o malos. Con los músicos que nos cruzamos siempre al caminar por las calles, con los capuccinos, el perseguirte levemente cuando finges que huyes, con tus mordiscos y con tus golpes. He tomado por consigna la palabra Idiota, con la que tan amablemente me has bautizado. Cada vez que suena el cascabel te recuerdo, y sonrío. Esto es lo más próximo que he estado jamás de mi idea de felicidad y te lo agradezco. Voy a echar mucho de menos despertarme y tenerte al lado mientras no esté contigo. Una vez ya lo dije y lo vuelvo a repetir: esto es lo más próximo que voy a estar de alcanzar lo que quiero. Y te lo agradezco.'


Anónimo

viernes, 9 de marzo de 2012

La filosofía del Perro


Me gusta como suena la lluvia al chocar contra lo techos de uralita y demás superficies. Podría fumarme mi vida entera sin problemas como me fumo este cigarro y seguiría sin satisfacerme. Pero eso no es lo que me preocupa en estos momentos ni por asomo.

Una calada más, otra palabra que pongo con mi boli sobre la libreta. Descubrí que gracia a la música y la escritura sigo vivo. Creo que es una especie de regulador mental. Me ayuda a soltar esa tensión que acumulo y jamás le suelto a nadie. Creo que soy un tipo demasiado simple, y eso creo que complica mucho que se me pueda llegar a conocer. El funcionamiento es muy simple, como el de los perros. No necesitan mucho para subsistir. Tienen su propia jerarquía, su propio código de honor. La Filosofía del Perro. Creo que estamos educados a esperar demasiado de la vida y ya no esperamos nada, y por ello nada damos. Hemos caído en una profunda espiral de egocentrismo y conductas autodestructivas que consideramos como correctas y comunes. Como la democracia, rige la mayoría.

Y en parte es algo que debemos aprender, a no esperar nada de nadie ni mirar a un futuro. Está bien luchar por lo que se quiere pero dar por hecho que es algo que va a estar ahí es un error. Nos han educado esperando una vida de película de Hollywood. Putos bastardos…

Pero bueno, tampoco quiero sermonear a nadie con mis problemas y mis rayadas. Lo mejor es sentarse a escuchar la lluvia caer contra los techos de uralita de los patios, fumarse un cigarro, escuchar una buena base de smooth jazz. Tal vez no deba dejar de soñar. Quien sabe ¿Por qué esta vez se iba a perder la partida? Me quedo con mi vida de película de Hollywood y sus venenos. Al menos el presente vale algo más que el futuro. 

martes, 6 de marzo de 2012

Prioridades

Una buena canción. Unos auriculares. Un bolígrafo. Un folio en blanco. Un piano. Un altavoz viejo al lado de la pantalla. Una lámpara. Un café. Mucho más café. Tabaco. Mas café y tabaco. Música. La paja de la ducha. Un libro de poesía mediocre. Una novela barata. Un televisor que no enciende. Un teléfono que nunca descuelgo. Un paseo a ninguna parte. Un día de lluvia. Las llaves, el móvil y la cartera en los bolsillos. Dinero. Viajar sin rumbo. Quererte. Ibuprofeno los días de resaca. Una copa de ginebra en mi mesa cuando vuelva del baño. Un camarero atento. Unas tijeras. Una ventana abierta e iluminada. Salir de un zulo con heridas. Madrugar cada mañana. Paseos con el perro. La hora de comer. Dormir. Volver a comer. Relacionarse. Fotografías. Paseos por calles peatonales. Un café en una terraza. Una llamada de teléfono. Un mensaje en el correo sin leer. Correos de publicidad laboral. Un currículum que no he entregado. Un billete de tren que no quiero comprar. Una tarjeta de crédito sin fondos al parecer. Un muñeco con mala cara. Un vecino gordo. Una cría con su madre. Respirar. Volver a fumar y respirar. Aguantar la respiración durante un minuto. Bajar y desearte verte a cada instante. Madrugar otro día más. Rutina. Mucha rutina. Intentar crear un poco de dinamismo. Peleas de familia. Portazos de un marido cabreado con su esposa. Un coche patrulla. Un día a día. Una prioridad.

Mi primera vez en París


-Estás loco- Dijo ella mientras el se encaramaba a un puente entre risas y gritos de ‘voy a saltar’.


Era mi primera tarde en París. Fue un día que amenizó con una sonrisa dibujada. Aún recuerdo los paseos por las calles que recorrimos mil y una veces y no me importaba volver a rememorar sus adoquines y sus colores. Sus gentes. Sus comercios. Solía ir cogida a mi mano. Recuerdo cuando su pelo volaba hacia atrás con las pequeñas brisas. Era preciosa.

-¿Comemos aquí no?- Nos sentamos acto seguido en la terraza. Era un restaurante con un aire muy hogareño. Se nos acercó un camarero -¿Qué desean?- Pedimos primero la bebida, después miraríamos con calma la carta.

La gente seguía caminando por la calle como si nada fuera con ellos. El sol iluminaba con elegancia cada rincón de la ciudad. Los artistas callejeros, los puestos de vendedores; todo conformaba una decoración muy graciosa a la par que nostálgica. Era una estampa que difícilmente se olvida a lo largo de la vida.

Nos sirvieron las bebidas, pedimos lo que nos apeteció de la carta. Añadí en último momento unos entrantes para ir pasando el rato. Nos liamos unos cigarrillos más. Hacía buena temperatura. Fumamos. Hablamos. Miramos a los artistas que deambulaban por allí a cambio de unas monedas. Nos reímos. Hablamos de todo un poco. De sus amigos, mis amigos, de nada en particular. Nos sirvieron la comida. Nos distraíamos cada dos por tres oteando los alrededores y no nos importaba. Nos intercambiábamos la comida de un plato a otro. Jugábamos y no nos importaba la mala imagen que pudiéramos dar. Tras pelear un poco porque ninguno de los dos queríamos comer más pagué la cuenta. Nos marchamos. Íbamos en busca de un buen café. Subimos la calle y entramos en la cafetería. Pedimos y nos sentamos. No hablamos mucho, no era necesario, estaba bien como estaba la cosa.

Intenté ser un poco avispado y empecé a incordiar. Sacarla de quicio era lo mejor del día. Ver como suspiraba y me miraba con cara de ‘no te mato no sé porqué’ era genial. Era la primera vez que podía estar así con alguien. Ser algo sin dejar de ser yo mismo.

Todos sabemos que las casualidades existen, pero que se repitan es poco probable. El azar es muy caprichoso, o poco, según se vea. No sé si se podrá repetir esta situación alguna vez más. No sé si ella se quedará ahí o no. Pero sé que esta es una de esas cosas que no olvidas jamás. De las que valoras. Nunca he creído en el primer amor y esas cosas. De echo nunca lo tuve, pero empiezo a entender que es y a verlo más claro. No sé que puede significar, pero espero que signifique algo de verdad.

Tras unos cuantos mordiscos, cosquillas, insultos, puñetazos y demás enjugascadas nos terminamos el café y nos marchamos. Atardecía. No estaba mal ver los edificios al contraste de la poca luz y las farolas que empezaban a encenderse. Fuimos de paseo a una zona con diversos puestos de menaje. Pillamos algo de comer y fuimos a tomar otro café. De nuevo más risas, más complicidad. Creo que de verdad he encontrado lo que pensé que no iba a encontrar jamás. Tal vez los ideales si que existan. Pagamos y nos vamos.

Callejeamos, nos perdemos. La beso. La verdad es que paraba de besarla porque sino no podría parar después. Fuimos hasta la estación de autobuses. Megafonía anunciaba mi próxima salida. Ya de noche. No hacía frío. O al menos no lo notaba yo. Seguí besándola. Por un momento pensé en llevármela a un lugar apartado. La verdad que sólo necesitaba estar con ella a solas en esos momentos. Decidí controlarme. No quería abusar ni cagarla. Una despedida, un último beso. Me subo y parte el bus. Hay que ver la de gente nostálgica que se amontona en esos lugares. Me marcho feliz. Breve pero buen día.


Al menos sé que la volveré a ver y será igual.

sábado, 3 de marzo de 2012

La historia de cualquier persona en cualquier lugar del mundo


Autor: Noraz (@paraguasdemetal)

            Sonaba una vez más esa vieja radio de los años 70. No sé como sigue en pie. No sé como sigue en pie esta maldita caravana. Un cuchitril donde nos reunimos para follar cuando vamos muy borrachos y el speed empieza a subírsenos a la cabeza.

            -¿Te gusta? Es Skip Jame. Siempre he adorado estas emisoras de Blues y Jazz.

            Vivir en los 90 en Norteamérica es tan divertido…

            -Sí, no está mal. Lo he oído anteriormente en el bar. Es un tío que tocaba allá por los 60 ¿No?¿Blues?¿Soul?
            -Qué mono eres cuando el vino empieza a subírsete a la cabeza. ¿Quieres un poco de ginebra?- Se agacho a coger la botella del cajón de debajo de la pequeña nevera que tenía en esa caravana- ¿Sabes? No se vive tan mal en este sitio. Es una pequeña urbanización de gente humilde. Cierto es que siempre está viniendo la policía a detener a traficantes de heroína y otras mierdas, pero no está mal. Se puede vivir bien. ¿Te hacen unos tiros?

            La tía era una completa traficante. Tenía todo lo que tu quisieras, pastillas, heroína, cocaína, metanfetamina, marihuana. Me gustaba cuando se ponía hasta el culo. Siempre acababa la noche con algo roto, algo en llamas y ella desnuda en los baños de cualquier lugar chupándosela a un tío por otro tiro.

            -No gracias. No creo que deba meterme más. Ya llevo bastante encima con lo de esta tarde. Sólo quiero dormir, sino te importa.
            -Sí, claro. La cama ya sabes donde está. Mañana hablamos.

            Ella se sentó en el sofá con la botella de ginebra. La sala tenía una asquerosa moqueta de color marrón mierda y las luces no ayudaban, dando ese tono tan amarillento al lugar. Los muebles, de fabricación barata, estaban algo destrozados por el tiempo. Se nota que eran viejos, heredados posiblemente de sus padres. Yo me dirigí al final del pasillo, un pasillo angosto y con una iluminación horrible. El dormitorio no era mucho más diferente a la sala de estar. Moqueta marrón asqueroso, luces amarillentas con poca intensidad, una cama desecha con las sábanas sucias de hace tres meses. Había un olor agrio en la habitación. Las persianas estaban bajadas y el cristal de la ventana rajado. Había sobre la mesita un paquete de cigarrillos y un cenicero a punto de reventar. Tenía la boca como un estropajo, pero no podía evitar encenderme uno. Me desnudé y me metí en la cama a fumar.

            Yo no solía ser este tipo de persona que queda con gente de bajo estatus para destrozarse salvajemente poniéndose hasta las cejas de cocaína, pastillas, porros y alcohol, pero desde que la perdí a ella no sabía hacer otra cosa. Desde entonces sólo se acostarme con mujeres que odio y por las que no siento nada para intentar olvidar un mal trago.


            -¿Vamos a estar siempre juntos, no?- No logro olvidar esa frase. Me gustaba cuando paseábamos por el parque como dos gilipollas, pisando el césped, corriendo detrás de las palomas para que saliesen volando, tirando piedras a las fuentes que veíamos. El sonido de los papeles cuando soplaba viento y estos salían volando. Los niños jugando con sus padres en los columpios. No puedo evitar que se me venga a la memoria el tema de Louise Johnson, all night long blues, a la cabeza cuando pienso en ella y en los momentos que pasábamos juntos. Nos encantaba ir a los bares a jugar al billar, emborracharnos con whisky, apostar en las timbas ilegales que se hacían siempre en la trastienda. Por una vez en mi vida creí haber alcanzado el sueño americano.

            -Mañana podríamos ir a ver a Klencis en el Hall’s Bar, ¿No crees?- Todas las mañanas al despertar al medio día me decía lo que podríamos hacer por la noche.
            -No estaría nada mal ¿Qué hacía ese tipo?
            -Es un humorista, no es de los que me vuelvan loca pero a veces dice cosas con bastante sentido.
            -Siempre te han gustado ese tipo de hombres.
            -Je je, por algo estoy contigo, ¿No?- Hacer el amor con ella por las mañanas era el mejor desayuno que jamás pude tomar.

            Recuerdo que vivíamos en Staten Islan, uno de los distritos de Nueva york. Era una calle humilde, en un 5º piso con goteras, paredes que sufrían de humedad, unos vecinos un tanto marginales y desastrosos, pero buena gente. El barrio era acogedor pese a estar siempre gris y lleno de maleantes. A los pocos meses te conocían y no te hacían nada. A decir verdad pocas veces veías a la policía pasar por las calles, no era necesario. Vivíamos cerca de un colegio público. Ella siempre había querido tener dos hijos, la parejita. Le hubiera gustado poder llevarlos a ese colegio, pero éramos aún muy jóvenes, y eso era algo que le molestaba muchísimo.

            -Admítelo, eres un cobarde, eres un jodido maricón, eres incapaz de preñarme- Algunas veces empezábamos así por el hecho de que yo no me veía en edad ni situación de tener un hijo. Tenía trabajo, pero no ganaba lo suficiente, y no iba a faltar a mi hijo en mitad de su educación.
-Sabes que no podemos hacerlo ¿Con que dinero lo vamos a mantener? Y que más quieres, apenas tienes 19 años joder. Estas en el puto paro ¿Quieres un hijo? Pues yo no voy a joder así nuestras vidas ahora- Esta situación solía acabar conmigo en el sofá y varias cervezas sobre la mesa y ella dando un portazo. Volvía siempre por la noche, a partir de las 11 oliendo a una colonia que no era la mía. Sabía que se veía con otro tipo, pero era cierto: era un cobarde, no tenía valor para asumir la realidad.


-Buenos días dormilón- Era de nuevo Greta.
-Uffff… ¿Qué hora es?
-Las doce y media del medio día. No hace mucho que he llegado. Anoche me fui a ver si dormía en compañía. No quería molestarte, te veía muy a gusto dormido.
-Debería irme a trabajar. Llego tarde.

Me levanté. Había tenido un sueño muy raro. La persiana de ese cuarto del demonio estaba levantada, que raro. Me vestí, me lavé la cara y me marché sin necesidad de decir adiós. Sabía que la volvería a ver.